Durante varias entradas vamos hablar de la historia del buceo y como hemos llegado al día de hoy
Primera Parte : Prehistoria y A.C
Desde el comienzo de su historia, el hombre ha sentido curiosidad por descubrir que es lo que se oculta en los fondos marinos. Han sido muchos y muy variados los inventos y artefactos que se han intentado utilizar a lo largo de los siglos con este motivo, pero es sólo a partir de mediados del siglo XX que se ha masificado la práctica de este deporte.
Prehistoria –A.C
Las primeras muestras de los intentos del hombre por sumergirse en el mar, aparecen siglos antes de Cristo. La más evidente es un bajorrelieve del año 880 antes de Cristo, en el que se aprecia al rey persa Assurbanipal II en acritud de nadar y provisto de un odre de carnero bajo su pecho, en forma de saco respirador y junto a él un pez.
Pero hay indicios de la práctica del submarinismo en la prehistoria en los grandes yacimientos de conchas de moluscos (muchos de los cuales viven varios metros por debajo de la superficie del mar) que se han encontrado en el Báltico y en las costas de Portugal. Esto prueba que el hombre primitivo, salvo que esperara las grandes bajamares para juntarlos, se veía obligado a bucear hasta los lugares en que estaban enclavados. Las tribus de la Polinesia también practican el buceo desde tiempos inmemoriales. Estas tribus usaban unas primitivas pero prácticas lentes submarinas, formadas por un armazón de madera sosteniendo una lámina transparente de carey u otra caparazón de tortuga marina.
Pero donde podemos observar mayor presencia de estos signos junto con historias en ocasiones mezcladas con los mitos y las leyendas, es durante el apogeo del imperio ateniense. Y fueron los griegos quienes desarrollaron el primer mecanismo de inmersión: «la lebeta», primitiva campana de buzo.
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El filósofo griego Aristóteles (384-322 A.C.), en su obra -Problemata-, proporciona las primeras referencias históricas sobre la campana de buceo, sin duda el elemento auxiliar que el hombre ha empleado más tiempo en su trabajo a pulmón bajo el agua, a pesar de plantearse diversos problemas. Siendo mayor el hecho de que la presión del agua comprime el aire en el interior de la campana, y reduce consecuentemente su espacio vital, a medida que aumenta la profundidad (a 10 metros de profundidad el volumen de aire de la campana es la mitad del volumen inicial, subiendo el nivel de agua, otro tanto).
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Posteriormente y durante el Imperio Romano, sería otro pueblo, el de los «urinatores», el que destacaría por su tradición subacuática, que le llevó a formar las primeras unidades de buceadores de combate.
Nos relata Plutarco referente a Marco Antonio y Cleopatra lo siguiente:
En cierta ocasión, dice, Antonio quiso tomar parte en un concurso de pesca que era presenciado por Cleopatra y, como no picara ningún pez en el anzuelo, mandó a sus buzos que fueran enganchando en el mismo los peces previamente preparados. Cleopatra fingió maravillarse de tanta abundancia, pero el día siguiente hizo que uno de sus buzos, anticipándose a los de Marco Antonio, enganchara el anzuelo de éste, un pez seco salado.
Existen proezas realizadas por buzos en épocas muy antiguas. La mayoría de las mismas se relacionan con la guerra Naval. Tucídides, en su relato del sitio de Siracusa, 414 años A.C., destaca la existencia de buzos que aserraban debajo del agua las estacas que defendían las entradas del puerto.
El historiador griego Herodoto, en escritos del año 460 A. de C., nos habla de un famoso buzo griego llamado Scyllis y de su hija Cyana, empleados por el rey Xerxes para la recuperación de tesoros en un buque persa hundido. Habiendo terminado su trabajo, Xerxes los retuvo, pero el griego y su hija, durante una tormenta, se lanzaron por la borda y buceando sembraron el desconcierto en la flota fondeada al cortar sus amarras e irse los buques al garete. Mientras tanto, los dos fugitivos escaparon nadando hasta Artemisus, a nueve millas de distancia, mientras la flota se estrellaba contra los arrecifes.
Aristóteles, habla ya de los buzos pescadores de esponjas, hace referencia en su -Problemata- a una campana de buceo utilizada por Alejandro el Grande, en el sitio de Tiro ocurrido en el año 332 A.C.. A esta campana se la llamo -Colinfa-.
Plinio, en el año 77, nos cuenta en su -Historia Naturalis- la existencia de buzos militares. Por primera vez se cita el uso de tubos para respirar, uno de cuyos extremos permanecía en superficie por medio de un flotador y el otro se colocaba en la boca.
La proxima semana hablaremos del buceo en la edad media
Fuente :
http://www.sensaciones.org/historia_del_buceo.htm
http://www.buceomardelplata.com.ar/brevehb.htm
http://diving-zone.com/esp/historia.html
http://www.u-historia.com/uhistoria/historia/articulos/buceo/buceo.htm